domingo, 9 de septiembre de 2007

Con Sidor se inició el desarrollo


Un indicador del crecimiento económico es el consumo del acero, aseguró la mujer que preside la junta directiva de la siderúrgica más importante de la región andina. "Hemos enfocado como proyecto de largo plazo un rol activo en el crecimiento del tejido industrial".


Se levantó de la silla de su modesta oficina para saludar y extender su mano. El café con leche extinguió la formalidad para darle paso a una amena conversa que se remontó a las décadas de los años 50 y 60 cuando apenas se daban los primeros pasos de las políticas de desarrollo nacional que dio surgimiento al Programa de Guayana, de la mano de un puñado de hombres y mujeres cargados de sueños.


Uno de los resultados de esa planificación se dio el 9 de julio de 1962 cuando tuvo lugar la primera colada de acero, que daba inicio a uno de los procesos siderúrgicos de mayor envergadura en Latinoamérica: el nacimiento de Sidor.


Maritza Izaguirre, presidenta de la junta directiva de Ternium Sidor, va incluso más allá y asegura que la construcción de Guayana ha sido una de las cosas más emocionantes. "Te imaginas lo que era venir cada semana y ver una avenida nueva, eso era maravilloso; es la transformación del espacio físico por la mano del hombre", acotó.

Recuerda que a mediados del siglo XX, se decide potenciar los abundantes recursos naturales localizados al sur de Venezuela en las márgenes del río Orinoco y construir sobre ellas la industria básica nacional.


La creación de estas empresas, y en especial, la siderúrgica es definida como el motor que dinamiza el desarrolla hacia dentro. "Se inicia así lo que se ha denominado la fase del desarrollo planificado".


Se propuso, entonces, pasar de una economía exportadora de productos primarios a una de diversificación productiva, satisfaciendo prioritariamente la demanda del mercado nacional y exportando los excedentes, relató.


Entrando en materia de resultados de esa incipiente industria que superaron las etapas iniciales, la socióloga afirma que no sólo Sidor sino Sivensa y varios medianos y pequeños productores, que se incorporaron a lo largo de los años 60 y primera parte de los 80, incrementaron su capacidad instalada, se diversifica y cumple con el objetivo de sustituir importaciones.


"Las cifras revelan los importantes incrementos en el consumo en la década de los años 50, donde se elevó de 49 toneladas por habitante en 1950 a 237 en 1957. En esa oportunidad la demanda fue satisfecha mediante importaciones, hecho que sirvió de base para tomar la decisión de invertir y de esta manera sustituir importaciones", acotó.


Entre los años 1958 y 1968 se registra un descenso en el consumo; un incremento sostenido entre los años 1973 y 1982, para caer, en los años sucesivos, producto del prolongado decrecimiento de la economía.


El poco crecimiento del sector siderúrgico en el país lo atribuye la doctora Izaguirre, como suele llamársele en los predios oficiales, a la "volatilidad observada en la economía venezolana en el período 1983-2000, caracterizada por la presencia de ciclos expansivos cada vez más cortos, seguidos de una recesión prolongada", entre otros factores.


En medio de esta retrospectiva, la doctora no dejó de recordar la publicación de una obra pionera en el estudio de las ciencias económicas y sociales venezolanas: la del economista brasileño Celso Furtado: "El Desarrollo Resiente de la Economía Venezolana".


Privatización

El tiempo fue transcurriendo y bajo la administración del Estado (siempre fue pública hasta su privatización en 1997), Sidor sufrió serias fracturas, que se evidenciaron o -mejor dicho- salieron a flote en las últimas décadas del siglo XXI.


Dos factores se conjugaron: uno derivado del endeudamiento, y el otro, consecuencia de la concepción política, según la cual la siderúrgica era concebida como una industria de aportes para otros sectores.


Izaguirre agrega que aquello fue un proceso que se repitió en otras áreas, "se acentuaron las dificultades en la gestión financiera de las unidades productivas; las empresas bajo responsabilidad pública enfrentaron serios problemas financieros, lo cual obligó a su reestructuración. En el caso de Sidor esto llevó a su privatización", indicó.


A la luz del 2007, el puntal de lanza de la directiva de Ternium Sidor analiza que las siderúrgicas del mundo ya habían atravesado ese proceso privatizador e incluso había iniciado un proceso global de la fusión de empresas.


"Cuando viene la crisis famosa del 2000, esas empresas que ya tenían diez años funcionando bajo el esquema privado, estaban preparadas para afrontar la baja de los precios", dijo.


Hizo énfasis en que a diferencia de otros procesos de privatización, en Sidor el Estado vendió a socios regionales, un conjunto de empresas industriales locales, industriales de América Latina.

Sobre esta peculiaridad, Izaguirre subrayó que "el industrial es distinto al financista. El primero viene de familia, el abuelo hizo esfuerzo, el hijo continuó... hay una visión a largo plazo. Lo llevan en la sangre, pareciera que la cosa es genética y esto lo hace diferente".


"El esfuerzo que se hace para producir te genera una relación, un compromiso con tu entorno, con tu ambiente que se da en con el financiero. Por eso estamos negociando, discutiendo y buscando soluciones que permitan el avance de las inversiones y tener un marco regulatorio estable", reflexionó.


La gestión privada, reconoce la presidenta, chocó con viejas tradiciones o vicios de la cultura laboral en materia de horarios, horas de comida. "La disciplina y el orden es parte de la productividad; por eso el cambio es notable cuando pasa del sector público al privado".


Sidor integra Ternium, una trasnacional controlada por Techint para la producción de aceros planos, que reúne además a las siderúrgicas Siderar, argentina, y la mexicana Hylsa.


Aunque hoy al frente de una de las empresas privadas más exitosas de Venezuela y la región, a Izaguirre es difícil no percibirla como una mujer de Estado, de números macroeconómicos, pero reconoce con total humildad que lo aprendido en lo privado ha sido "extraordinario" y ya por ahí se le ve el apego a lo que hace.


"La gran variable se traduce en hechos concretos con montones de decisiones pequeñas. Y es que comprender un negocio desde adentro es muy distinto de afuera... eso lo vine a entender ahora, luego de años pontificando sobre las variables macro", es una evaluación que a vuelo de pájaro hace la planificadora sobre su ya larga pasantía en lo privado.











No hay comentarios: