Como parte de la evaluación final del curso Proyecto Electrónico 2 de la especialidad de Ingeniería Electrónica de la Pontificia Universidad Católica del Perú, los alumnos presentaron tres robots diseñados y fabricados por ellos mismos.
Antes de la demostración, el Dr. Jorge Heraud, profesor del curso, dirigió unas palabras donde rescató el esfuerzo de los estudiantes durante este ciclo 2008-1. “Generalmente, las personas siempre hacen lo mismo cuando desarrollan una actividad y nunca intentan un camino nuevo. Con este curso queremos decirles a los alumnos que tienen que generar sus propias ideas para llegar a la verdad. Este proceso tomará mucho tiempo, seguramente se equivocarán, pero ese es el camino de la ciencia”, agregó.
Antes de la demostración, el Dr. Jorge Heraud, profesor del curso, dirigió unas palabras donde rescató el esfuerzo de los estudiantes durante este ciclo 2008-1. “Generalmente, las personas siempre hacen lo mismo cuando desarrollan una actividad y nunca intentan un camino nuevo. Con este curso queremos decirles a los alumnos que tienen que generar sus propias ideas para llegar a la verdad. Este proceso tomará mucho tiempo, seguramente se equivocarán, pero ese es el camino de la ciencia”, agregó.
El primer robot en aparecer fue Rolando, una máquina que se desplaza por sí misma y es capaz de lanzar una moneda de madera al suelo, para luego determinar si el resultado vale cara o sello (gracias a un sensor electrónico que tiene en uno de los brazos). El segundo fue Escribot, que tenía planeado escribir una palabra sobre la pizarra, luego de que se le trasmitiera una señal inalámbrica. Por último, Anaαβ se movió por el escenario y se acercó a la pizarra para leer unas letras, causando el asombro de los asistentes. Los tres grupos de alumnos encargados de la fabricación justificaron sus proyectos con presentaciones en video.
Todo el proceso de elaboración costó mucho sacrificio, como afirma el alumno José Romero del grupo Anaαβ. “Al inicio del ciclo pensábamos que era imposible fabricar un robot. El reto fue grande y nosotros lo asumimos. El trabajo fue arduo, costó varias amanecidas y sacrificios por parte de todos”. Por su parte, Edwin Rodríguez, del grupo Escribot, sostuvo que “con estos prototipos estamos demostrando que en el país y en la Universidad Católica se puede desarrollar tecnología automática. Espero que la Facultad siga promoviendo este tipo de cursos”.
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