lunes, 16 de febrero de 2009

Una Aeronave Que Aletea Es Más Estable Que un Helicóptero


Desde la época de Leonardo da Vinci, la gente ha intentado construir máquinas que vuelen batiendo sus alas como un pájaro o un insecto. Incluso en la actualidad la idea sigue siendo atractiva porque tales máquinas podrían resultar más maniobrables que las aeronaves de alas fijas, y, si fueran de tamaño pequeño, utilizarían menos energía para estacionarse en el aire que los helicópteros.


Ya se han creado muchos de estos llamados "ornicópteros". Algunos de ellos vuelan bien cuando se mueven hacia adelante, pero hasta ahora, pocos logran un buen resultado al tratar de permanecer inmóviles en el aire, suspendidos sobre un lugar. Los ordenadores todavía no pueden igualar en eficacia a los sistemas complejos de control y realimentación existentes en los diminutos cerebros de aves e insectos voladores.


Sin embargo, unos investigadores de la Universidad Cornell han ideado un vehículo que bate las alas, es simple y barato, y se estaciona en el aire tan bien como un colibrí o un abejorro. Además, en el futuro podría ser miniaturizado lo suficiente como para alcanzar el tamaño que poseen esos dos animales. Las aplicaciones potenciales de estos ornicópteros de alta eficiencia incluyen la vigilancia, la polinización artificial e incluso los juguetes.


El vehículo prototipo, construido por Floris Van Breugel y William Regan, trabajando junto a Hod Lipson, no necesita de un complicado sistema de control porque es "pasivamente estable". Vuélquelo y de forma natural se endereza a sí mismo como una boya en el agua. Incluso puede afrontar la situación de estar "cabeza abajo" y restablecer su adecuada posición de vuelo, algo que pocas aeronaves convencionales pueden hacer, incluyendo a casi todos los helicópteros.


El prototipo, de cerca de 60 centímetros de alto, utiliza cuatro pares de alas flexibles. El vehículo pesa sólo 24,2 gramos, incluyendo a las baterías.


El diseño es muy adaptable a otros tamaños, y por ello se podría miniaturizar hasta extremos asombrosos, por ejemplo alcanzando un tamaño inferior al de una mosca.

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